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La vida del barrio

Después de cinco años en patrias ajenas, hoy vuelvo al barrio en busca de algo que me recuerde al hogar. Lo que busco no voy a encontrarlo porque ya nada me queda aquí. Hace tiempo que mi familia me espera en otras tierras y que los amigos tomaron otros rumbos que los alejan de los recuerdos que compartimos. Pero mis fotos y mis últimas canciones en Barcelona me sitúan aquí y aquí es a donde hoy me apetecía regresar.

Está tan cambiado que me parece otro. Cuando te vas, crees que todo va estar tal como lo dejaste, que la única que cambias eres tú y que lo demás te esperará para cuando vuelvas. Pero todo evoluciona.

Me paseo por sus calles y ya no me recuerdan a ti. Los bancos donde nos sentábamos a inventar nuestro futuro, los han cambiado por otros más modernos en los que ya no están nuestras iniciales.  La fuente donde me mojaste aquella tarde de verano ha desaparecido y en su lugar hay un flamante quiosco. Miguel, el del puesto de flores donde cada lunes me comprabas un girasol, se jubiló. Es lo que me ha dicho la nueva dueña.

Desorientada y perdida, recorro nuestros rincones con la esperanza de encontrarte en ellos. Me queda un último recurso, coger nuestro autobús. Mientras lo espero en la parada, recuerdo las tardes en las que hacíamos todo el trayecto desde los últimos asientos, inventando juegos, charlando con las señoras que venían de la compra, mirando por la ventana… Siempre decías que el coche no te dejaba disfrutar del camino y que en el autobús era donde realmente residía la vida del barrio. No sé, quizás hoy la encuentre aquí.

La última vez que nos montamos fue para decirte que me iba, ojalá estuvieras hoy para decirte que he vuelto y que no encontré lo que buscaba, porque ya lo tenía y te dejé aquí.

Se abren las puertas y la sonrisa de Manuel me indica que se acuerda de mí.

-¡Marta, has vuelto! Cuánto tiempo sin verte.

– Sí, echaba de menos el barrio, pero sobre todo a ti, ¿me llevas de paseo?

-Claro que sí. Has quedado con Javier, ¿no? Te está esperando en vuestros asientos.

Cojo el aire que acabo de perder en este último suspiro y me encamino hacia el final del autobús. Tal vez tenías razón y la vida del barrio estaba aquí.

 

 

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One Comment

  1. Mas dejao con los vellos de punta


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